En 2020, Elena notó cada vez más que Klaus se cansaba muy rápido y que respiraba demasiado rápido. "Al principio pensamos que era porque todavía es pequeño y le gusta jugar mucho y que estaba bien..." Pero cuando sucedió con más frecuencia, Elena empezó a preocuparse, así que hizo una cita con el veterinario para revisar su sangre, pulmones, corazón y otros órganos porque no sabíamos dónde estaba el problema.
Después de la visita al veterinario, le diagnosticaron asma felina y alergias graves. Desafortunadamente, su veterinario dijo que los gatos nunca pueden curarse realmente del asma… "Pero amamos tanto a Klaus, es parte de nuestra familia, así que hacemos todo lo posible para mejorar su vida. Entre otras cosas, mediante medicamentos homeopáticos de origen vegetal y cuidándolo bien, ¡así puede tener una vida pacífica y feliz!"
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Al principio fue muy difícil manejar el asma de Klaus porque aún estaban buscando cuál medicamento sería el mejor para Klaus. El diagnóstico y sus consecuencias afectaron drásticamente tanto la vida de Klaus como la de Elena. Pero sobre todo la de Klaus, señaló Elena, porque él era pequeño y cada semana, a veces varias veces por semana, tenía ataques epilépticos que eran muy estresantes para él. Para Elena era terrible verlo, entonces renunció a su trabajo porque casi a diario tenía que llevar a Klaus al veterinario para revisiones y para asegurarse de que pudiera respirar bien. "Por esto estuve más de medio año sin trabajar para cuidar de Klaus en casa y profundizar en el asma en gatos".